jueves, 21 de mayo de 2009

Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso. Confucio.

Un profesor sincero (y empiezo enlazando con la entrada anterior) nos dijo en la primera clase de su asignatura, análisis matemático avanzado, que probablemente nunca emplearíamos lo aprendido en su asignatura para nuestra vida profesional, pero que en sus clases íbamos a aprender a pensar, y no haríamos otra cosa en nuestro futuro trabajo, pensar para solucionar problemas.

Un día como hoy, 22 de mayo, pero en 1859, nacía Arthur Conan Doyle, escritor británico célebre por la creación del personaje de Sherlock Holmes, el prototipo de investigador cerebral por excelencia que centraba sus pesquisas en pensamientos lógicos. Conan Doyle escribió cuatro novelas, entre ellas Estudio en Escarlata y El Sabueso de los Baskerville, y cincuenta y seis relatos cortos sobre las aventuras de Holmes. El inquilino del 221B de Baker Street es retratado a menudo con su inconfundible gorra de doble visera fumando una pipa, y su inseparable y fiel amigo, el doctor Watson.


Un siglo y medio después de su nacimiento, se está preparando una película sobre Sherlock Holmes dirigida por el cineasta británico Guy Ritchie, y protagonizada por Robert Downey Jr. y Jude Law (ya van unas cuantas películas sobre Holmes). En España la película tiene prevista su fecha de estreno el próximo 15 de enero de 2010.
Recientemente este personaje ha renacido de la mano de la serie televisiva estadounidense House, sobre el irreverente doctor del mismo nombre, especialista en diagnóstico médico. Holmes no sólo comparte con House parecido en el nombre, sino también su personalidad genial y unos métodos muy similares a la hora de resolver sus casos. Como un guiño a los espectadores, los guionistas alojan al Dr. House en el 221B. También comparten la dependencia a las drogas (Vicodine/cocaína al 7%) y el hecho de que ambos tocan un instrumento (el piano y la guitarra/el violín). Aunque si yo me pongo a pensar en Sherlock Holmes, lo que viene a mi cabeza es la serie de dibujos animados.











Para pensar sólo es necesario una mente y una idea, pero el entorno puede ayudar: pensar sólo, pensar en silencio o pensar andando, o todo a la vez por alguno de los claustros de Toledo rodeando el jardín central. En un claustro poco conocido de Toledo, el de los laureles del Convento de Santa Clara hay (como pude comprobar) un bonito jardín con tres tipos de flores, o eso pensé yo, porque en realidad era una sola, el pensamiento, una planta semiperenne apreciada por su gran variedad de tonalidades entre el blanco, el amarillo, el rojo y el violeta. Cuenta una leyenda que, antiguamente, el pensamiento había sido una de las flores de campo de más agradable aroma. Los hombres pisoteaban las praderas en búsqueda de la flor, y estropeaban así el alimento del ganado. Al darse cuenta de ello, el pensamiento rezaba a Dios para que lo liberase de su perfume para salvar la hierba y el ganado. Y también está asociada al amor, así, en "El sueño de una noche de verano", de William Shakespeare, Oberón vierte en los párpados de Titania unas gotas del jugo de esta flor para que se enamore del primero que vea al despertarse.


El Convento de Santa Clara es de los conventos más antiguos de la ciudad, desde 1292. Ocupa la mayor parte de la extensa manzana delimitada por la plaza y el cobertizo de Santa Clara y la plaza y el cobertizo de Santo Domingo. Los cobertizos son calles cubiertas de Toledo, que además de proporcionar una sombra agradable para el tránsito (y el sol no es bueno para pensar), sirven de comunicación a las viviendas situadas a ambos lados de la vía. El convento está articulado en torno a dos claustros muy diferentes, llamados de los Naranjos (de planta alargada típica del arte mudéjar) y de los Laureles, (de planta cuadrada con arquerías en los cuatros lados, utilizada por la arquitectura occidental). La iglesia está compuesta de dos naves rectangulares, cubiertas con techumbres de madera.

El pensamiento es la actividad de la mente, una actividad que puede generar preocupaciones cuando se piensa demasiado en sólo un tema, afectando al sueño y al resto de actividades. Teniendo en cuenta que el proceso de pensamiento es un medio de planificar una solución a un problema a partir de los datos iniciales (o las pruebas para un detective como Holmes), este proceso será más rápido y exacto cuando más datos iniciales existan. Hasta el refranero español piensa así “El pensamiento postrero es más sabio que el primero.”

2 comentarios:

  1. Felix, esta muy bien eso de que recuerdes incluso alguna frase de análisis matemático.
    Lo único que recuerdo de mis clases de análisis matemático es a Pilar Rubio, y puede que tenga el mismo efecto que el calor que describes, es decir que no te deja pensar.

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